Y por si estas paradójicas inversiones de polaridad no fueran suficientes, la imagen utilizada para representar a la madre no es otra que la del famoso Hombre de Vitrubio de Leonardo da Vinci, tras un laborioso cambio de sexo realizado en el "quirófano digital" de mi ordenador...

El Hombre de Vitrubio fue recreado por Leonardo a partir del canon del arquitecto romano Marcus Vitrubius, utilizando una constante matemática llamada la "Sección de Oro" o "Proporción Divina", el misterioso numero Phi (1,618), presente estructuralmente en toda la naturaleza. Esto conlleva implícitamente la idea del hombre universal, el ser humano como microcosmos, siendo su cuerpo una replica del macrocosmos, o la existencia del todo dentro de sus partes constituyentes. Por lo tanto, su transformación en "Mujer de Vitrubio" y el hecho de que su rostro, también gracias a la magia digital, no sea otro que el de la Mona Lisa, con todas sus connotaciones de enigma andrógino, aporta otra capa de significado con potencial para múltiples lecturas.

Otro elemento de la obra que subvierte el carácter ígneo y masculino del sol en favor de lo femenino y acuático son las llamaradas y rayos de luz que brotan del orbe solar, representados en este caso por chorreones de pintura que fluyen hacia una imagen de la tierra sobre la que se superpone la palabra "HOGAR". Con esta pirueta conceptual, en la cual se identifica a la Tierra como el hogar al que la Madre Sol regresa, se provoca la ruptura del circulo primordial, que pasa a convertirse en espiral, y se equilibra la balanza de una posible tendencia a la interpretacion secuencial lógica y lineal de la obra, a favor de la utilizacion de los procesos analógico-intuitivos.

Si el principio creativo pasivo femenino, tradicionalmente identificado con la Tierra, se ha transformado en el Sol, y este a su vez es el Hijo Pródigo que regresa, entonces la Tierra es ahora el Padre al que también regresa el Sol como Madre, la cual regresa a si misma como Tierra... Las polaridades son transmutadas en sus opuestos una y otra vez. Sus oscilaciones dando lugar a la emanación del tercero, el fruto de sus movimientos: el Hijo. Desde las profundidades del Triangulo Sagrado, sangrando a la velocidad instantanea del amor, emerge la multiplicidad infinita del universo...

El mensaje final es simple y profundamente optimista: El Principio Creativo esta eternamente involucrado en un proceso mediante el cual se recrea a si mismo dentro de su propia creación, a través de formas capaces de albergar temporalmente porciones de su conciencia, propósito e inteligencia. Es un proceso al que se puede definir tanto como uno de "espiritualización de la materia", como de "materialización de lo espiritual". Todo depende de donde esté descansando nuestro sentido de la identidad cuando lo observamos.

© 2006, Xavier de la Huerga

 

 

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El Regreso del Sol Prodigo
EL REGRESO DEL SOL PRODIGO
Análisis de un Emblema Neo-Alquímico

El titulo de mi ultima exposición en Bath, Inglaterra (11-17 Dic 2006) que es, así mismo, el titulo de una de mis últimas obras: "Return of the Prodigal Sun" (El Regreso del sol Pródigo), es un juego de palabras en el cual una conocida parábola bíblica, la del regreso del hijo prodigo, y una alegoría de origen pre-cristiano (El "regreso" o "renacimiento" del Sol tras su "muerte" en el solsticio invernal el 21 de Diciembre) se fusionan dando lugar a algo diferente y, al mismo tiempo, apuntando hacia unas raices astroteológicas compartidas.

Con este guiño semantico y sutilmente cómico, que es emblemático de mi obra reciente, no solo el hijo descarriado se convierte en el Sol victorioso que triunfa sobre la oscuridad, sino que el termino "pródigo" pierde su connotación negativa (alguien que desperdicia su hacienda en cosas inútiles) para retomar el otro significado del adjetivo: el de alguien muy generoso. Ya que, tanto en el plano físico como en el metafísico (como símbolo de la divinidad), el Sol es el principio generativo dador de vida en nuestro planeta.

Por otro lado, a través del emblema neo-alquímico que creé para ilustrar y ampliar las implicaciones de esta fusión de paradigmas, el Sol, típicamente representado como masculino y patriarcal, pasa a ser simbolizado por una mujer. De este modo, no solo el hijo pasa a ocupar la posición del padre, si no que este a su vez se transforma en la madre.